Solo los hombres castrados podían ser aceptados como sirvientes reales, ya que de esta forma se garantizaba que la castidad de las mujeres permaneciese intacta. En este caso, la castración incluía todos los órganos sexuales, no solo los testículos.
Ser sirviente del palacio real era algo que muchos codiciaban, por lo que a veces los padres castraban a sus hijos cuando aún eran bebés con la esperanza de que pudiesen tener una vida mejor.
Se estima que llegó un momento durante la dinastía Ming en el que había más de 100.000 eunucos. Claramente, no todos conseguían el trabajo, por lo que a muchos no les quedaba más remedio que mendigar por las calles.
¿Cómo de mala tiene que ser tu vida para que te plantees ofrecerte como esclavo? Al parecer, en el antiguo Egipto esto era algo que ocurría. Además, existía la creencia de que los esclavos que trabajaban para el faraón tenían la vida eterna asegurada.
La peste negra acabó con tantas personas que había una clara falta de mano de obra, por lo que los trabajadores tenían algo de margen para negociar su sueldo. Estar desempleado, sin embargo, era algo que estaba mal visto, hasta el punto de que en Inglaterra se prohibió dar limosna a los "mendigos ociosos" que, al contrario de los que tenían alguna discapacidad, simplemente eran considerados unos vagos.
En 1360, el rey Eduardo III de Inglaterra decretó que los patronos podían apresar a cualquier hombre que dejase el trabajo y grabarle la letra F (de "falsedad") a fuego en la frente.
Los monjes de órdenes mendicantes (quienes viajaban de un lado a otro predicando el Evangelio) llevaban un estilo de vida austero y vivían prácticamente de la caridad de la gente. Esto, claro está, jugaba en contra de los mendigos.
En la Inglaterra del siglo XVI, las personas con capacidad para trabajar que pedían limosna por estar desempleadas recibían el nombre de mendigos o vagabundos recios. En el año 1536 se aprobó una ley que puso la vida de estos individuos del revés.
Se cree que Enrique VIII ordenó la ejecución de cerca de 72.000 personas por el simple hecho de estar desempleadas.
Las "leyes de pobres" promulgadas por los Tudor siguieron vigentes durante el reinado de María I y llegaron a reforzarse. Los mendigos legítimos (que solían ser personas pobres con discapacidad) tenían que llevar un distintivo que los identificase como impotentes, viejos o necesitados. Al contrario que los vagabundos recios, estos sí tenían derecho a pedir limosna. No obstante, el distintivo era un gesto humillante que hacía se los reconociese como pobres o incapacitados para trabajar.
En teoría, el objetivo de los asilos u hospicios era ayudar a los desempleados y a los sin techo. Se fundaron en Inglaterra en el siglo XVII con la idea de que fuesen un refugio donde poder comer y dormir, pero la realidad era muy diferente.
Los trabajos forzados y las condiciones precarias e insalubres hacían que los asilos fuesen lugares horribles. Lo peor de todo es que era premeditado, ya que se creía que de esa forma se motivaría a las personas a encontrar trabajo y abandonar los hospicios.
Para poder entrar en un asilo, las personas tenían que jurar no tener bienes materiales y estar necesitadas de ayuda. Para "ganarse" el acceso, cedían todo el control al hospicio en lo que a comida, ropa y trabajo se refería.
Los viajeros que llegasen a una ciudad en busca de trabajo y no lo encontrasen podían ser expulsados. Un grupo de concejales decidía si la persona se quedaba o se iba e incluso podía emitir un comunicado diciendo que no era apta para recibir ayuda (lo que básicamente la obligaría a marcharse).
A finales del siglo XVIII, en las ciudades de Massachusetts se instauró un sistema de subasta de personas denominado "vendue" que permitía adquirir personas pobres. El mejor postor recibía un pago de parte de la ciudad para ayudarle con el mantenimiento del pobre. Este sistema separaba a familias enteras y a los niños se los solía vender como aprendices.
Las granjas de pobres eran el equivalente rural a los asilos. Estas eran ligeramente mejores, ya que las personas que araban la tierra podían cultivar su propia comida y tenían unas condiciones de vida un poco más decentes.
En los asilos no había distinción entre niños y adultos. La única diferencia era que los menores trabajaban juntos en secciones propias. Los niños de menos de 7 años podían quedarse con sus madres, pero una vez crecían, se los destinaba a las unidades infantiles.
El castigo físico estaba a la orden del día en los asilos. La Comisión de la Ley de Pobres intentó regular esta situación, pero los niños aún podían sufrir castigos en ciertas circunstancias. Por ejemplo, si se quejaban de recibir golpes.
El escritor y explorador Henry Morton Stanley creció en un asilo. En una de sus obras llegó a contar cómo el maestro del hospicio mató a golpes a su amigo Willie Roberts.
Las casas de vagabundos empezaron a surgir en Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX. Los viajeros, es decir, los "vagabundos", podían dormir en estas casuchas de un solo cuarto.
La vida en los EE. UU. tras la Segunda Guerra Mundial no era nada fácil. Por ejemplo, el señor y la señora Ray Chalifoux de Chicago perdieron su trabajo y fueron desahuciados. Esta famosa foto de 1948 muestra al desesperado matrimonio poniendo a la venta a sus propios hijos, los cuales podían comprarse por solo 2 dólares cada uno.
La gente pobre vivía en condiciones deplorables en la Bretaña del siglo XIX. Los barrios desfavorecidos de Londres no tenían sistema de saneamiento o alcantarillado y muchas casas no tenían ni ventanas. Eran lugares donde la enfermedad proliferaba.
Las condiciones eran tan malas, que en 1854 estalló un brote de cólera en la calle Broad que mató a 616 personas.
Sí, la gente pobre tiene más probabilidades de morir asesinada que la que no lo es. Un estudio realizado en el Reino Unido analizó datos de entre 1981 y 2000 y descubrió que las personas en situación de pobreza tenían un 182% más de probabilidades de ser asesinadas que la media nacional.
En la Inglaterra del siglo XVII, algunas personas se vendían a sí mismas como mano de obra gratuita a cambio de un billete al Nuevo Mundo. De media, trabajaban entre cuatro y siete años como sirvientes.
Entre 1890 y 1910, el 18% de los niños estadounidenses de entre 10 y 15 años trabajaban, aunque no todos los hacían fuera de casa. Algunos lo hacían por obligación de sus padres en una especie de "talleres domésticos" donde ensamblaban productos.
La inmensa cantidad de personas sin techo y desempleadas hizo que fuesen apareciendo barrios bajos alrededor de muchas ciudades estadounidenses durante la Gran Depresión. En inglés se los conocía como "Hoovervilles" (de Herbert Hoover, el presidente de aquella época).
Tras la guerra civil estadounidense, muchas personas pobres (la mayoría antiguos esclavos) se vieron obligadas a aceptar contratos de aparcería, es decir, tenían que ceder parte de su cosecha a los terratenientes como forma de pago.
El gobierno creó estos barrios pobres después de que la Administración Federal de la Vivienda adoptara una política por la que se negaba a asegurar las hipotecas de los afroamericanos en la década de 1930. Básicamente, los negros no podían comprar casas en barrios de blancos, lo que dio lugar a la segregación racial.
Fuentes: (History Collection) (New York Post) (The Guardian) (NPR)
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Según esta nueva ley, aquellas personas con capacidad para trabajar a las que se pillase mendigando serían condenadas a dos años de prisión y a llevar la letra V de "vagabundo" grabada a fuego en el cuerpo. Si se les volvía a pillar, serían condenadas a muerte.
La vida cotidiana de los pobres en la Antigüedad: un estudio histórico
¿Sabías que muchos hombres se castraban a sí mismos en la antigua China para conseguir trabajo?
ESTILO DE VIDA Pobreza
Algunas personas nacen en entornos precarios, otras pasan por circunstancias que las condenan a una vida de pobreza. Sea cual sea la razón, desde que el mundo es mundo, los pobres siempre han estado en desventaja con respecto al resto de la población. Muchos tenían que mendigar, otros trabajaban forzosamente y algunos eran perseguidos u obligados a realizar sacrificios perpetuos para poder sobrevivir. Lo que está claro es que ser pobre nunca ha sido fácil. En esta galería hacemos un repaso de cómo era vivir en la pobreza, desde la Antigüedad hasta los tiempos modernos. ¡Adelante!