El mundo científico avanza a pasos agigantados en materia de tecnología y descubrimientos y 2024 no fue ninguna excepción. Según la CNN, el año pasado los científicos lograron desentrañar los misterios de varias figuras históricas con ayuda de herramientas de vanguardia y pruebas de ADN mejoradas, lo que les ha permitido ahondar en sus orígenes y fascinantes vidas. Desde entender mejor qué ocurrió en Pompeya hasta desmentir el mito del "príncipe perdido" y desvelar el destino de los familiares del primer presidente de los EE. UU., estos hallazgos han arrojado luz sobre nuestros antepasados... ¡Incluido Beethoven! Haz clic para viajar en el tiempo gracias a los avances del presente.
Pompeya, sepultada bajo la ceniza tras la erupción del Vesubio en el 79 d.C., es hoy en día una atracción de lo más popular entre los turistas. Investigadores de las universidades de Florencia y Harvard, junto a expertos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania), han reescrito el pasado de las víctimas pompeyanas tras analizar su ADN.
Las pruebas obtenidas han arrojado nuevos datos acerca del género y la relación de las víctimas, contradiciendo lo que se creía sobre ellas desde 1748. Los restos genéticos de los huesos muestran que lo que en su día se consideró que era una madre sosteniendo a su hijo en sus últimos momentos en realidad es un hombre adulto que probablemente quiso consolar a un niño antes de morir.
En la Casa de la Pulsera de Oro, el único yacimiento con información genética de varias personas, encontramos otro ejemplo. Aquí se hallaron los restos de cuatro víctimas y siempre se ha pensado que se trataban de dos padres y sus hijos. Sin embargo, resulta ser que no tenían ningún vínculo genético. Asimismo, de dos víctimas que se consideraban hermanas o madre e hija, al menos una de ellas es un varón genético.
Estos hallazgos ponen en tela de juicio las presunciones tradicionales acerca del género y la familia. Los datos genéticos también resaltan la naturaleza cosmopolita del Imperio romano, ya que los pompeyanos eran principalmente descendientes de inmigrantes procedentes del Mediterráneo oriental.
Un estudio exhaustivo del esmalte, el sarro y el colágeno óseo del hombre de Vittrup ha arrojado nueva información acerca de este viajero de la Edad de Piedra cuyo destino acabó de forma violenta en un pantano del noreste danés hace aproximadamente 5200 años (no visible en la foto).
Sus restos, descubiertos en una turbera en Vittrup (Dinamarca) en 1915, se encontraban junto a un garrote de madera con el que, presuntamente, le habrían atizado en la cabeza, acabando así con su vida. Sin embargo, hasta hace poco, casi no se sabía nada de su vida y su muerte.
Los cuerpos de los pantanos, las "momias accidentales" descubiertas en un estado de conservación único en el norte de Europa, siempre han fascinado a los investigadores. Sin embargo, este estudio es el primero en arrojar información detallada acerca de sus vidas.
Sirviéndose de unas técnicas analíticas avanzadas, Anders Fischer, investigador de proyectos del Departamento de Estudios Históricos de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), y su equipo se propusieron "encontrar a la persona tras los huesos" y arrojar nueva información acerca del inmigrante más antiguo de Dinamarca descubierto hasta la fecha.
Los científicos analizaron los restos del hombre de Vittrup en un estudio publicado en la revista Nature acerca de la prehistoria genética de Dinamarca que secuenció los genomas de 317 esqueletos. Los expertos calculan que murió después de que alguien le golpease el cráneo con un garrote de madera al menos ocho veces en algún momento entre el 3100 a.C. y el 3300 a.C. En la imagen se ve el Poskær Stenhus (Dinamarca), el cual data del 3300 a.C.
El hombre de Vittrup podría haber sido un sacrificio humano o simplemente una víctima de sus desafortunadas circunstancias. Su ADN revela que era genéticamente distinto al resto de la población danesa de la Edad de Piedra y que tenía entre 30 y 40 años cuando falleció.
En otro lugar, varios científicos lograron conectar la identidad de un esqueleto hallado en el pozo de un castillo con un pasaje de un texto nórdico de 800 años de antigüedad.
La saga de Sverre, en la que se narra la historia del rey real Sverre Sigurdsson, describe cómo un ejército invasor arroja el cuerpo de un hombre a un pozo en el castillo de Sverresborg (Noruega) en 1197, probablemente en un intento de contaminar el suministro de agua.
Un grupo de científicos ha estudiado recientemente los huesos hallados en el pozo del castillo en 1938. Haciendo uso de la datación por radiocarbono, han confirmado que los restos tienen alrededor de 900 años de antigüedad. La secuenciación genética de las muestras dentales ha revelado que el "hombre del pozo" tenía un tono de piel medio, ojos azules y un cabello rubio o castaño claro. Sin embargo, en un giro de los acontecimientos, sus genes no parecen coincidir con los de la población local.
Las técnicas forenses modernas han desmentido una teoría conspirativa de hace 200 años acerca de un "príncipe perdido" europeo. La misteriosa aparición de Kaspar Hauser en Núremberg (Alemania) en 1828 llevó a muchos a creer que se trataba de un miembro de la realeza alemana.
Encontrado vagando por las calles sin identificación a los 16 años, Hauser apenas podía comunicarse, lo que no hizo más que alimentar el misterio en torno a sus orígenes. Hauser, quien afirmaba haber sido criado en cautividad por un hombre desconocido, fue todo un objeto de fascinación y especulación. En la imagen se puede ver una ilustración de él en la comisaría de Núremberg.
Una teoría popular sugería que Hauser era el hijo biológico del gran duque Carlos y el legítimo heredero de la Casa de Baden, dado por muerto desde 1812. Según esta hipótesis, Hauser habría sido secuestrado y suplantado por un bebé moribundo para así trastocar la línea de sucesión, algo que podría haber beneficiado a otros nobles de Baden.
La vida de Hauser llegó abruptamente a su fin tras ser apuñalado en 1833 en circunstancias sospechosas, lo que echó más leña al fuego de la conspiración. Desde entonces, se han realizado múltiples estudios de datos genéticos procedentes de objetos que pertenecieron a él, pero la contradicción de los resultados hizo que la investigación se estancase sin ofrecer ninguna respuesta.
Hasta 2024. El año pasado varios investigadores analizaron muestras capilares de Kaspar Hauser y confirmaron que su ADN mitocondrial (es decir, el material genético heredado por vía materna) no coincidía con el de la familia Baden.
Aunque este hallazgo pone fin a la teoría de su linaje real, deja otra gran pregunta sin responder: ¿quién era Kaspar Hauser? Tal y como reza su lápida, sigue siendo un "acertijo de su época". En la imagen se puede ver la casa donde estuvo prisionero.
El compositor de música clásica Ludwig van Beethoven, fallecido en 1827 a los 56 años, tuvo sordera, enfermedad hepática y problemas estomacales crónicos entre otras cosas. Antes de morir, expresó su deseo de que sus dolencias se estudiasen y de que los hallazgos se compartiesen con la esperanza de que el mundo le entendiese mejor cuando ya no estuviese en él.
En mayo de 2024, varios investigadores publicaron un estudio en el que detectaron altos niveles de plomo en los mechones del compositor, lo que apunta a una probable intoxicación por este metal. Si bien esto explicaría algunos de los problemas de salud que padecía, los niveles de plomo no eran lo suficientemente altos como para causarle la muerte, algo que algunos biógrafos médicos ya habían teorizado con anterioridad.
El diagnóstico procede de expertos en medicina de laboratorio dirigidos por Nader Rifai, bioquímico de la Escuela de Medicina de Harvard. "Aunque las concentraciones identificadas no apuntan a que la exposición al plomo fuese la causa de la muerte de Beethoven, sí pudieron haber contribuido a los problemas de salud documentados que lo asolaron durante la mayor parte de su vida", declaró Rifai.
Los niveles de plomo observados en los restos de Beethoven suelen estar asociados a problemas gastrointestinales, enfermedades renales y hepáticas y pérdida auditiva, dolencias que el célebre compositor sufrió. Los altos niveles de este metal tóxico también pueden provocar otros síntomas Beethoven presentaba, tales como el mal genio, las lagunas y la torpeza crónica.
Los investigadores también encontraron restos de arsénico y mercurio. Es probable que la presencia de estas sustancias se deba a que, durante toda su vida, el compositor bebió vino plomizo (esta bebida se solía endulzar y preservar con plomo) y comió pescado del Danubio (un río por aquel entonces contaminado).
William Meredith, experto en Beethoven y coautor del estudio, comentó lo siguiente: "Las personas dicen que la música es la música y que no necesitan saber estas cosas. Pero en el caso de Beethoven, su obra está ligada a su sufrimiento".
Un estudio de restos óseos realizado con nuevas técnicas de análisis de ADN ha arrojado nueva información acerca de lo que les sucedió a los familiares de George Washington. El hermano pequeño del primer presidente de los EE. UU. (Samuel, quien murió en 1781) y otros 19 parientes fueron enterrados en el cementerio de la hacienda de Samuel cerca de Charles Town (Virginia Occidental).
Sin embargo, algunas tumbas no estaban identificadas. Según Courtney L. Cavagnino, científica investigadora del Laboratorio de Identificación de ADN de las Fuerzas Armadas (perteneciente al Sistema Médico Forense de las Fuerzas Armadas), es probable que se dejasen sin identificar para así evitar los saqueos.
Cavagnino le dijo a la CNN en marzo que estaba al frente de un equipo encargado de estudiar los restos excavados del cementerio en 1999. Este identificó a dos de los nietos de Samuel y a la madre de ambos. A pesar de las esperanzas depositadas en la investigación, la tumba de Samuel sigue en paradero desconocido.
Otra investigación de tumbas sin identificar encontradas en el asentamiento británico de Jamestown (Virginia, EE. UU.) destapó un escándalo familiar del primer gobernador de la colonia, Thomas West.
Los investigadores analizaron el ADN de dos esqueletos masculinos hallados en las tumbas y descubrieron que ambos estaban emparentados con West por un linaje materno compartido. Uno de ellos, el capitán William West, era el hijo de la tía soltera de West, Elizabeth, y era ilegítimo.
Los investigadores descubrieron que los detalles del nacimiento de West se habían omitido de forma deliberada de los registros genealógicos de la familia. Este secretismo en torno a su verdadera filiación fue lo que probablemente le llevó a cruzar el Atlántico y a unirse a la colonia.
Fuentes: (CNN) (Forbes) (Fox 17) (NBC News) (Science Alert)
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