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¿Sientes que algo no anda bien?
- A veces no se trata de intuición, sino de un desequilibrio intestinal real. Los síntomas como el colon irritable, los gases, el reflujo, etc. pueden indicar que necesitas prestar atención a tu sistema digestivo.
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Enfermedades crónicas
- El problema va más allá de la vergüenza y la incomodidad. Los desajustes intestinales pueden dar lugar a varias enfermedades crónicas.
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Problemas relacionados con el sistema digestivo
- ¿Sueles tener antojos intensos? ¿Sufres desajustes hormonales? ¿Te cuesta controlar el peso a pesar de hacer las cosas "bien"? Muchos de estos problemas pueden originarse en el sistema digestivo.
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Salud mental
- Más allá del malestar físico, la salud intestinal también está muy ligada a la mental. Las investigaciones demuestran que el vínculo entre el cuerpo y la mente tiene mucho que ver con el funcionamiento del intestino.
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4 / 30 Fotos
Dale la vuelta
- Tener un intestino sano es clave para disfrutar de un cuerpo sano. Unos consejos sencillos, una guía fácil de seguir y unos pasos conscientes hacia la recuperación intestinal pueden hacer toda la diferencia.
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La importancia de las decisiones
- Antes de hablar de cómo abordar los problemas intestinales, cabe señalar que no existe ninguna solución mágica. La salud intestinal requiere tomar decisiones que sean favorables para el sistema digestivo.
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6 / 30 Fotos
Un cambio de mentalidad
- Esto significa que el cambio de mentalidad debe ser consciente. La conexión entre el cuerpo y la mente es un factor que se debe tener en cuenta a la hora de mejorar la salud intestinal, ya que el estrés es tanto una causa como una consecuencia de los problemas intestinales.
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Microbiota intestinal
- ¿Sabías que tenemos más microbios en el intestino que células en el cuerpo? El intestino está diseñado para contribuir a la resiliencia corporal general y así mantener las defensas fuertes.
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8 / 30 Fotos
Otras señales de alerta
- Cuando el intestino no funciona como es debido, el cuerpo empieza a dar señales de alerta para hacernos saber que hay algún problema que debemos solucionar.
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La conexión entre el cuerpo y la mente
- La conexión entre el cuerpo, la mente, el bienestar y la salud intestinal no es algo que se deba subestimar. Al intestino se lo conoce como el segundo cerebro, lo que significa que juega un papel esencial en la salud cerebral.
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Función cognitiva
- El bienestar emocional, el sueño, la memoria, la claridad mental y la función cognitiva general (entre otros factores) influyen enormemente en la salud intestinal y viceversa.
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Higiene del sueño
- El primer paso que debes tomar es priorizar la higiene del sueño, es decir, dormir al menos siete horas de calidad cada noche.
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Desconectar
- ¿Te cuesta quedarte dormido o te desvelas por la noche? Una buena rutina de descanso puede hacer toda la diferencia. Aléjate de los dispositivos electrónicos durante al menos una hora antes de irte a la cama. Apaga las luces, elige un buen libro y desconecta sin distracciones.
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Reducir el estrés
- El segundo paso que deberías dar es reducir el estrés lo máximo posible. Aunque haya muchos factores que se escapen a nuestro control, practicar técnicas relajantes como la respiración profunda, el yoga, la meditación o los estiramientos puede ayudarnos a gestionar el estrés que acumulamos durante el día.
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Dieta de eliminación
- El siguiente paso es dedicar 14 días a una "dieta de eliminación". Resulta difícil saber qué alimentos te están dando problemas si no pruebas a eliminar algunas cosas que consumes con regularidad de tu dieta.
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Presta atención a lo que comes con regularidad
- Esto significa que, en primer lugar, deberías abrir los armarios y el frigorífico y examinar todo lo que comes con regularidad. Evita consumir alimentos procesados, alcohol, café, grasas trans, ingredientes artificiales y productos ricos en azúcar durante dos semanas.
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Identifica los desencadenantes
- Hay una serie de alimentos que son más propensos a dar problemas, tales como los lácteos, el gluten, el maíz, los huevos, los aceites de baja calidad y las carnes grasientas. Intenta eliminarlos de tu dieta durante al menos dos semanas para ver cómo te sientes sin ellos.
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Evita los medicamentos innecesarios
- Durante esos 14 días, deberías dejar de tomar cualquier medicación innecesaria (como los AINE), ya que los químicos pueden afectar negativamente a la digestión. Si te preocupa algún medicamento en particular, consúltalo con tu médico antes de dar el paso.
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¿Qué puedes comer a la vez que eliminas algunos de tus alimentos más habituales?
- Pollo, cordero, pescado de agua fría (salmón o sardinas), verduras frescas de temporada, sopas de caldo claro, fruta fresca (sobre todo frutos rojos, kiwis, manzanas y plántanos), especias, grasas saludables (aceite de coco u oliva), así como cereales integrales y sin gluten (quinoa, trigo sarraceno y arroz integral).
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Prepararse es clave para afrontar los cambios
- Puedes usar motores de búsqueda o herramientas de IA como ChatGPT para encontrar recetas que contengan solo los ingredientes que pretendes utilizar y así no quedarte sin ideas.
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Reintroducción
- Una vez transcurridos los 14 días, empieza a reintroducir algunos alimentos con calma. Por ejemplo, puedes comenzar por tomar solo una cucharada de yogur para ver cómo reacciona tu cuerpo. Si no tienes síntomas, puedes volver a consumir ese grupo de alimentos a la vez que reintegras otro y vas probando poco a poco cómo te sienta.
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Despacito y con buena letra
- Reintroducir ciertos alimentos poco a poco te permitirá identificar con más facilidad cuáles pueden ser los problemáticos. Si alguno de ellos te sienta mal, prueba a eliminarlo de tu dieta y fíjate en cómo te sientes.
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Dietas tradicionales
- Aunque la salud intestinal se ha puesto de moda últimamente, el vínculo que esta mantiene con la salud en general no es nada nuevo. Muchas dietas tradicionales abogan por el consumo diario de alimentos fermentados.
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Alimentos fermentados
- Lo cual nos lleva a la siguiente sugerencia, que consiste en incluir alimentos fermentados en tu dieta. ¿Has probado el kéfir, el kimchi, el chucrut o la kombucha? ¿Y qué nos dices del yogur, el vinagre, los encurtidos o el pan de masa madre?
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Sustituye las cosas simples
- Busca formas de sustituir las cosas simples de tu dieta o ve incrementando su consumo a lo largo del día. Esto puede significar añadir un chorro más de vinagre a la ensalada, cambiar el pan comercial por alternativas a base de masa madre o acompañar los platos con algo de chucrut.
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No te compliques
- Ve despacio y no te pases con los alimentos fermentados. Incluso las culturas que los consumen a diario lo hacen en pequeñas porciones a lo largo del día como acompañamiento de otros platos.
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Tránsito intestinal regular
- Intenta ir al baño una vez al día. Si tienes problemas para lograrlo, prueba a aumentar la ingesta de fibra y agua para poner las cosas en movimiento.
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Probióticos
- También puedes probar a tomar probióticos. Elige unos que contengan al menos 10.000 millones de UFC de las especies Lactobacillus y Bifidobacterium. Esto contribuirá a aumentar el número de bacterias "buenas" en el intestino. Tómalos durante al menos tres meses para que surtan efecto.
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Es un proceso
- Recuerda: cuanto más tiempo alargues los problemas intestinales, más te costará recuperarte de ellos. Si sigues estos sencillos pasos de forma constante durante 28 días, experimentarás una mejoría y sabrás qué es lo que debes corregir. Fuentes: (National Institute of Environmental Health Sciences) (Aviva Romm) No te pierdas: Hábitos cotidianos que aumentan tu riesgo de enfermar
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¿Sientes que algo no anda bien?
- A veces no se trata de intuición, sino de un desequilibrio intestinal real. Los síntomas como el colon irritable, los gases, el reflujo, etc. pueden indicar que necesitas prestar atención a tu sistema digestivo.
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Enfermedades crónicas
- El problema va más allá de la vergüenza y la incomodidad. Los desajustes intestinales pueden dar lugar a varias enfermedades crónicas.
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Problemas relacionados con el sistema digestivo
- ¿Sueles tener antojos intensos? ¿Sufres desajustes hormonales? ¿Te cuesta controlar el peso a pesar de hacer las cosas "bien"? Muchos de estos problemas pueden originarse en el sistema digestivo.
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Salud mental
- Más allá del malestar físico, la salud intestinal también está muy ligada a la mental. Las investigaciones demuestran que el vínculo entre el cuerpo y la mente tiene mucho que ver con el funcionamiento del intestino.
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Dale la vuelta
- Tener un intestino sano es clave para disfrutar de un cuerpo sano. Unos consejos sencillos, una guía fácil de seguir y unos pasos conscientes hacia la recuperación intestinal pueden hacer toda la diferencia.
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5 / 30 Fotos
La importancia de las decisiones
- Antes de hablar de cómo abordar los problemas intestinales, cabe señalar que no existe ninguna solución mágica. La salud intestinal requiere tomar decisiones que sean favorables para el sistema digestivo.
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6 / 30 Fotos
Un cambio de mentalidad
- Esto significa que el cambio de mentalidad debe ser consciente. La conexión entre el cuerpo y la mente es un factor que se debe tener en cuenta a la hora de mejorar la salud intestinal, ya que el estrés es tanto una causa como una consecuencia de los problemas intestinales.
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7 / 30 Fotos
Microbiota intestinal
- ¿Sabías que tenemos más microbios en el intestino que células en el cuerpo? El intestino está diseñado para contribuir a la resiliencia corporal general y así mantener las defensas fuertes.
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8 / 30 Fotos
Otras señales de alerta
- Cuando el intestino no funciona como es debido, el cuerpo empieza a dar señales de alerta para hacernos saber que hay algún problema que debemos solucionar.
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La conexión entre el cuerpo y la mente
- La conexión entre el cuerpo, la mente, el bienestar y la salud intestinal no es algo que se deba subestimar. Al intestino se lo conoce como el segundo cerebro, lo que significa que juega un papel esencial en la salud cerebral.
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10 / 30 Fotos
Función cognitiva
- El bienestar emocional, el sueño, la memoria, la claridad mental y la función cognitiva general (entre otros factores) influyen enormemente en la salud intestinal y viceversa.
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Higiene del sueño
- El primer paso que debes tomar es priorizar la higiene del sueño, es decir, dormir al menos siete horas de calidad cada noche.
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Desconectar
- ¿Te cuesta quedarte dormido o te desvelas por la noche? Una buena rutina de descanso puede hacer toda la diferencia. Aléjate de los dispositivos electrónicos durante al menos una hora antes de irte a la cama. Apaga las luces, elige un buen libro y desconecta sin distracciones.
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13 / 30 Fotos
Reducir el estrés
- El segundo paso que deberías dar es reducir el estrés lo máximo posible. Aunque haya muchos factores que se escapen a nuestro control, practicar técnicas relajantes como la respiración profunda, el yoga, la meditación o los estiramientos puede ayudarnos a gestionar el estrés que acumulamos durante el día.
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Dieta de eliminación
- El siguiente paso es dedicar 14 días a una "dieta de eliminación". Resulta difícil saber qué alimentos te están dando problemas si no pruebas a eliminar algunas cosas que consumes con regularidad de tu dieta.
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Presta atención a lo que comes con regularidad
- Esto significa que, en primer lugar, deberías abrir los armarios y el frigorífico y examinar todo lo que comes con regularidad. Evita consumir alimentos procesados, alcohol, café, grasas trans, ingredientes artificiales y productos ricos en azúcar durante dos semanas.
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16 / 30 Fotos
Identifica los desencadenantes
- Hay una serie de alimentos que son más propensos a dar problemas, tales como los lácteos, el gluten, el maíz, los huevos, los aceites de baja calidad y las carnes grasientas. Intenta eliminarlos de tu dieta durante al menos dos semanas para ver cómo te sientes sin ellos.
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Evita los medicamentos innecesarios
- Durante esos 14 días, deberías dejar de tomar cualquier medicación innecesaria (como los AINE), ya que los químicos pueden afectar negativamente a la digestión. Si te preocupa algún medicamento en particular, consúltalo con tu médico antes de dar el paso.
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18 / 30 Fotos
¿Qué puedes comer a la vez que eliminas algunos de tus alimentos más habituales?
- Pollo, cordero, pescado de agua fría (salmón o sardinas), verduras frescas de temporada, sopas de caldo claro, fruta fresca (sobre todo frutos rojos, kiwis, manzanas y plántanos), especias, grasas saludables (aceite de coco u oliva), así como cereales integrales y sin gluten (quinoa, trigo sarraceno y arroz integral).
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19 / 30 Fotos
Prepararse es clave para afrontar los cambios
- Puedes usar motores de búsqueda o herramientas de IA como ChatGPT para encontrar recetas que contengan solo los ingredientes que pretendes utilizar y así no quedarte sin ideas.
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20 / 30 Fotos
Reintroducción
- Una vez transcurridos los 14 días, empieza a reintroducir algunos alimentos con calma. Por ejemplo, puedes comenzar por tomar solo una cucharada de yogur para ver cómo reacciona tu cuerpo. Si no tienes síntomas, puedes volver a consumir ese grupo de alimentos a la vez que reintegras otro y vas probando poco a poco cómo te sienta.
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21 / 30 Fotos
Despacito y con buena letra
- Reintroducir ciertos alimentos poco a poco te permitirá identificar con más facilidad cuáles pueden ser los problemáticos. Si alguno de ellos te sienta mal, prueba a eliminarlo de tu dieta y fíjate en cómo te sientes.
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Dietas tradicionales
- Aunque la salud intestinal se ha puesto de moda últimamente, el vínculo que esta mantiene con la salud en general no es nada nuevo. Muchas dietas tradicionales abogan por el consumo diario de alimentos fermentados.
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Alimentos fermentados
- Lo cual nos lleva a la siguiente sugerencia, que consiste en incluir alimentos fermentados en tu dieta. ¿Has probado el kéfir, el kimchi, el chucrut o la kombucha? ¿Y qué nos dices del yogur, el vinagre, los encurtidos o el pan de masa madre?
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Sustituye las cosas simples
- Busca formas de sustituir las cosas simples de tu dieta o ve incrementando su consumo a lo largo del día. Esto puede significar añadir un chorro más de vinagre a la ensalada, cambiar el pan comercial por alternativas a base de masa madre o acompañar los platos con algo de chucrut.
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No te compliques
- Ve despacio y no te pases con los alimentos fermentados. Incluso las culturas que los consumen a diario lo hacen en pequeñas porciones a lo largo del día como acompañamiento de otros platos.
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26 / 30 Fotos
Tránsito intestinal regular
- Intenta ir al baño una vez al día. Si tienes problemas para lograrlo, prueba a aumentar la ingesta de fibra y agua para poner las cosas en movimiento.
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Probióticos
- También puedes probar a tomar probióticos. Elige unos que contengan al menos 10.000 millones de UFC de las especies Lactobacillus y Bifidobacterium. Esto contribuirá a aumentar el número de bacterias "buenas" en el intestino. Tómalos durante al menos tres meses para que surtan efecto.
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28 / 30 Fotos
Es un proceso
- Recuerda: cuanto más tiempo alargues los problemas intestinales, más te costará recuperarte de ellos. Si sigues estos sencillos pasos de forma constante durante 28 días, experimentarás una mejoría y sabrás qué es lo que debes corregir. Fuentes: (National Institute of Environmental Health Sciences) (Aviva Romm) No te pierdas: Hábitos cotidianos que aumentan tu riesgo de enfermar
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Salud intestinal: estrategias fáciles y efectivas para convertirla en una realidad
Un intestino sano es clave para tener un cuerpo sano
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¿Sabías que los síntomas intestinales dolorosos como los gases, la hinchazón, el estreñimiento, la intolerancia a ciertos alimentos, el reflujo, etc. son las causas más comunes de millones de consultas médicas? Las investigaciones demuestran que la salud intestinal es clave para el bienestar general. El revestimiento del intestino y la microbiota (es decir, las bacterias buenas y malas que viven en él) juegan un papel clave en el fortalecimiento del sistema inmunitario, la regulación del sistema nervioso y el equilibrio hormonal, por no hablar de que también influyen en la falta de descanso, la claridad y la salud mental, los problemas de fertilidad, la inflamación, etc. Básicamente, el intestino puede ser el responsable de muchos problemas de salud. Si padeces alguna condición que te hace sospechar de tu salud intestinal, aquí te dejamos varios consejos para reencauzarla. ¡Haz clic para descubrirlos!
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