La toxicidad de los fármacos puede producirse como resultado de la ingestión excesiva de medicamentos. En la mayoría de los casos, esto puede derivar en una hospitalización.
Un exceso de medicamentos sin receta también puede ser peligroso. Por ejemplo, dosis elevadas de Tylenol pueden causar daños graves en el hígado y los analgésicos pueden aumentar la somnolencia.
Si no tomas tus medicamentos según las indicaciones del médico, puedes estar poniendo en peligro tu salud. Por ejemplo, para prevenir la trombosis venosa profunda, es necesario mantener la sangre diluida. Y esto se consigue tomando la dosis correcta de tus medicamentos.
Es importante que tu médico sepa qué medicamentos con y sin receta tomas y también qué suplementos para poder indicarte qué medicación debes tomar y en qué dosis.
El organismo metaboliza los medicamentos a un ritmo determinado, por lo que es importante tomarlos en el horario prescrito para mantener constante el nivel de medicación en el organismo.
Es importante respetar el espacio de tiempo entre la ingesta de un medicamento y otro para evitar sobrecargar tu cuerpo. Un estudio de 2018, realizado por investigadores de la Universidad de Boston, descubrió que el 15% de las personas que usan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como Advil y Aleve, exceden la dosis recomendada en un período de una semana. Esto puede tener efectos secundarios graves, como hemorragias intestinales e incluso ataques cardíacos.
A menos que tu médico o farmacéutico te lo indique, no cortes las pastillas. Algunos comprimidos deben tomarse enteros, ya que están hechos para liberarse lentamente, para proteger el estómago o para combinar dos medicamentos.
Los alimentos afectan a la absorción de los fármacos. Algunos pueden absorberse demasiado despacio o de forma incompleta, cuando se ingieren acompañados de alimentos. Algunos medicamentos incluso deben tomarse con el estómago vacío.
Por otro lado, algunos medicamentos, como el ibuprofeno, pueden irritar el estómago. Es mejor tomarlos con alimentos para minimizar cualquier irritación.
Aunque tomes tus medicamentos con las comidas, es posible que no sepas que debes evitar ciertos alimentos. Por ejemplo, algunos medicamentos no deben tomarse con alimentos que contengan calcio, ya que afectan a su absorción. Además, el metabolismo de varios medicamentos, incluidas las estatinas, se ve afectado por las enzimas del zumo de pomelo.
Los medicamentos caducados pueden ser menos eficaces, e incluso peligrosos, debido a los cambios en su composición química y a la disminución de su eficacia. Por lo tanto, es importante sustituir la medicación antigua.
Las prescripciones pueden ser confusas, lo cual es un gran problema. Asegúrate de confirmarlo todo con el farmacéutico antes de tomar los medicamentos.
La gente cree que los medicamentos de venta sin receta se pueden tomar sin problemas, pero muchos de ellos pueden interactuar mal con los medicamentos con prescripción. Además, hay que tener cuidado al mezclar medicamentos con vitaminas. Por ejemplo, si tomas medicamentos para el ardor de estómago al mismo tiempo que ingieres vitaminas, ambos serán ineficaces, ya que el cuerpo no puede absorberlos simultáneamente.
Tus medicamentos también podrían estar enfermándote, sobre todo, si los contrarrestas o duplicas sin querer.
Los estudios demuestran que las personas que conocen los nombres de sus medicamentos cumplen mejor sus tomas. También es menos probable que confundan sus pastillas.
Debes saber para qué sirve cada medicamento cuando empieces a tomarlos. Comprender la afección para la que se utiliza el medicamento te ayudará a reconocer su importancia.
A veces los farmacéuticos cometen errores. Tomar el medicamento equivocado puede provocar una reacción adversa o dejar tu enfermedad sin tratamiento. Por eso es importante que compruebes la etiqueta y te asegures de que las pastillas tienen el mismo aspecto cada vez que las repongas.
Aunque tu amigo confíe en un medicamento, nunca lo tomes si te lo ofrecen. Compartir medicamentos, como los opiáceos potentes, ha provocado daños a pacientes, incluso la muerte. El efecto de un medicamento depende del estado de salud de la persona y de su tolerancia al mismo. Consulta siempre con tu médico.
Puede parecer obvio, pero es fácil meter la pata. Algunos errores comunes son confundir gotas para los ojos y para los oídos, o masticar productos no masticables. Si no estás seguro, confirma siempre con tu farmacéutico cómo debes tomar exactamente tus medicamentos.
Cada vez que empieces a tomar otro nuevo medicamento, cuenta con que aumenten las probabilidades de que se produzcan efectos secundarios, reacciones adversas a los medicamentos e interacciones medicamentosas. Es importante que hables con tu médico y farmacéutico para conocer a fondo los riesgos asociados a la toma de varios medicamentos.
El hecho de que te sientas mejor no significa que puedas dejar la medicación. La interrupción brusca de una medicación puede tener consecuencias graves. Por ejemplo, la tensión arterial o los niveles de azúcar en sangre pueden dispararse si se interrumpe la medicación. En el caso de los antibióticos, aunque te sientas mejor, es probable que la infección bacteriana causante de los síntomas no esté erradicada hasta que finalices todo el tratamiento.
Los medicamentos, incluidos los de venta libre, deben conservarse adecuadamente para mantener su eficacia. A veces, hay que almacenarlos a cierto rango de temperatura y protegidos de la luz y la humedad. Esto significa no guardarlos en el cuarto de baño, donde la temperatura y el nivel de humedad son muy variables.
Puede que te resulte cómodo comprar algunas cosas en un establecimiento cercano a tu trabajo y otras en otra farmacia cercana a tu domicilio. Y eso está bien si se trata de una cadena o comparten una base de datos nacional. Pero adquirir los medicamentos en distintos lugares impide que los farmacéuticos vean el cuadro completo de tus medicamentos y detecten posibles problemas.
Muchos fármacos, como las píldoras anticonceptivas, la medicación para la tensión arterial y los antiácidos, pueden tener efectos secundarios como la depresión. Si notas que estás de mal humor, pregunta a tu médico si el medicamento puede ser el culpable. Tal vez pueda reducirte la dosis o cambiarte de medicamento.
Un estudio reveló que las personas que utilizaban una cuchara mediana para verter la medicación líquida tenían más probabilidades de tomar muy poca cantidad. Y los que elegían una cuchara más grande tenían más probabilidades de sufrir una sobredosis. Utiliza siempre el vaso, la jeringuilla u otros utensilios de medición que vienen con el medicamento.
Los somníferos, los medicamentos para el resfriado y otros medicamentos que producen somnolencia pueden hacerte empeorar aún más si los mezclas con bebidas alcohólicas. El alcohol también puede interferir con algunos componentes de los medicamentos y dañar el hígado.
Si tomas algún medicamento con receta o de venta libre, habla de ello una vez al año con tu médico o farmacéutico. Sobre todo, si eres mayor o tomas varios medicamentos distintos.
Debes deshacerte de los medicamentos no utilizados de acuerdo con las directrices gubernamentales. La eliminación adecuada de los medicamentos es fundamental para reducir los daños por exposición accidental y uso indebido por parte de terceros.
Fuentes: (The Healthy) (Woman's Day) (WebMD)
Para evitar estos comunes errores, echa un vistazo a la siguiente galería. Tal vez ya hayas cometido más de uno.
Si tomas alguna medicación, ¡jamás hagas esto!
Cometer estos errores podría traerte graves consecuencias
SALUD Medicina
Equivocarnos al tomar las pastillas es más común de lo que creemos, sobre todo si se toma más de una y además se padecen. Pero una dosis incorrecta, un medicamento equivocado o un malentendido con la receta pueden dar lugar a errores importantes. Y aunque no lo parezca, puedes acabar en urgencias con complicaciones graves y, en los casos más extremos, un descuido puede acabar por provocar la muerte.
Para evitar estos comunes errores, echa un vistazo a la siguiente galería. Tal vez ya hayas cometido más de uno.