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La llegada del otoño representa el cambio. Marca la transición del verano al invierno. Es una estación en la que los días se hacen más cortos y fríos. En el hemisferio norte, el período entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno es mágico. Un manto de cobre y oro cubre el paisaje. Las hojas se vuelven lentamente del color de la mostaza y la canela. El aire es nítido y fresco. En toda Europa, el barniz otoñal confiere un toque dorado a numerosos destinos. Las ciudades y los pueblos resplandecen con las brasas del verano. Los bosques se tiñen de salpicaduras de color amarillo y ámbar, y un cálido brillo cuelga del cielo. De hecho, quizás el mejor momento para explorar este continente sea ahora, antes del blanco y negro del invierno. Entonces, ¿ya te estás enamorando de Europa?
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Gdansk, situada en la costa del Báltico, cuenta con varios monumentos destacados, como la fortaleza Wisloujscie, del siglo XIV, que se ve aquí mientras una puesta de sol otoñal ilumina este histórico puerto marítimo polaco.
El otoño es una época estupenda para visitar el Valle del Duero, en el norte de Portugal, cuando comienza la vendimia. Desde mediados de septiembre hasta principios de octubre, los viñedos que parecen peinados en las inclinadas orillas del río Duero deslumbran con un tono albaricoque y siena quemado. Y la mejor manera de admirar este paisaje bañado por el sol es en barco desde Oporto, la segunda ciudad más grande del país.
El castillo de Neuschwanstein, que parece salido de un cuento de hadas de Baviera, sobresale a través de un dosel de color castaño cuando el otoño anuncia el fin del verano y la llegada del invierno.
Laufenburg, cortada en dos por el río Rin, tiene una mitad en Alemania y la otra en Suiza. Durante el otoño, la ciudad parece estar bañada en miel.
El castillo del siglo XII de Edimburgo está coronado por una guirnalda de follaje otoñal mientras el bosque que lo rodea adquiere un maravilloso tono azafranado.
Un ciervo brama su llamada matutina mientras el amanecer se filtra entre los árboles de Richmond Park. Durante el otoño, Richmond, el mayor de los Parques Reales de Londres, es especialmente atractivo, ya que el dosel del bosque resplandece con el vibrante color de la temporada.
Hallstatt, situada en la orilla suroeste del lago Hallstätter See, es considerada una de las ciudades más bonitas de Europa y, en otoño, está enmarcada por un telón de fondo de color mandarina y terracota, cuando las escarpadas laderas del macizo de Dachstein brillan con la luz de finales de septiembre.
Los viñedos del distrito de Břeclav, en la región de Moravia meridional de la República Checa, ofrecen un paisaje imperdible.
Las torres gemelas del Castell Coch, del siglo XIX, construidas por encima del pueblo de Tongwynlais, en el sur de Gales, se asoman por encima de una colcha de hayas de color rojizo, cerca del río Taff.
La ciudad universitaria de Heidelberg, situada a orillas del río Neckar en el estado alemán de Baden-Württemberg, es una ciudad venerable. Ven en otoño y admira el famoso castillo, rodeado por las coloridas copas de los árboles del valle del Rin.
Es un placer conducir por el paso de alta montaña de Maloja, en el cantón Graubünden, que une la Engadine con el Valle Bregaglia en Suiza y Chiavenna en Italia, en cualquier época del año. Pero durante el otoño, el paisaje es un lienzo de color marrón tostado y amarillo dorado.
La ciudad de Cortina d'Ampezzo, en los Alpes Dolomitas, se cubre de marrón otoñal cuando el otoño visita este popular destino del norte de Italia.
Las orillas del lago Bled, en los Alpes Julianos de Eslovenia, parecen tostadas por la luz del sol cuando el otoño desciende sobre este excepcional lugar de Europa. La isla de Bled, con su iglesia de peregrinación, podría ser un precioso broche decorativo en un mar de terciopelo azul.
El mirador más célebre de las Ardenas belgas se asoma a un perfecto aro de valle fluvial que crea una península boscosa que, en otoño, presenta a los visitantes uno de los paisajes rústicos más atractivos de la región.
La montaña Skiddaw proporciona un telón de fondo perfecto al lago Thirlmere, visto aquí desde Helvellyn. La belleza de esta región se ve acentuada durante el otoño por la vegetación que se tiñe de color caramelo a medida que se acerca el invierno.
La Transalpina y la Transfagarasan, en Transilvania, son las carreteras más espectaculares de Rumanía y unas de las más impresionantes de Europa. Conduce por cualquiera de ellas durante el otoño y atravesarás bosques de gran esplendor. Ten en cuenta, sin embargo, que hay que ser precavido al conducir por estas carreteras en invierno.
La cadena de 16 lagos escalados y unidos por cascadas que hacen del Parque Nacional de Plitvice la maravilla natural que es, lucen igualmente espectaculares cuando cambian las estaciones y el otoño añade lindos colores otoñales al paisaje.
Durante el otoño, el horizonte de esta hermosa ciudad medieval se complementa con los tonos rojizos de sus numerosos árboles y las tonalidades castañas del campo circundante.
Escondido en los Cárpatos, se encuentra el castillo de Peleș, cerca de la ciudad de Sinaia. Durante el otoño, un glorioso telón de fondo de árboles de color rojo óxido y naranja calabaza contrasta con las torres y agujas de color blanco marfil de esta antigua residencia real de finales del siglo XIX.
Observa las espectaculares montañas de los Altos Tatras, en el norte de Eslovaquia, cuando desciende el otoño y déjate recibir por este impresionante lienzo en el que los picos de color azul acerado parecen surgir de un bosque de hojas de color sepia y marrón.
La Toscana es un placer todo el año, ya que su paisaje ha servido de inspiración a artistas y escritores desde el Renacimiento. A mediados de septiembre, la campiña se convierte en un manto ocre de cobre y oro, y los colores se cuelan en destinos como el pintoresco pueblo de Castellina in Chianti, en Siena.
Es un destino salvaje y escarpado de altas montañas y profundos valles que en otoño se tiñen de un maravilloso y cálido barniz rojizo.
Aunque está cubierta de pinos, la flora del Parque Nacional de Oulanka, en Finlandia, también ha sido tocada por los dedos dorados del otoño, que colorean las puntas de las coníferas con una corona dorada.
Los excursionistas que hagan cumbre en el magnífico Benwiskin, en el condado de Sligo, durante el otoño se verán recompensados por un espectáculo similar al de una ola gigante bañada en oro líquido.
Uno de los lugares más famosos del norte de Gales es Llanrwst y su antiguo puente, Pont Fawr. Ven aquí durante el otoño y admira la hiedra de color borgoña que cubre la fachada de Gwydir, una casa señorial que data de 1492.
A un mundo de distancia de las islas y playas por las que Grecia suele ser famosa, se encuentra la escarpada y montañosa región del Epiro. En septiembre, un regimiento de árboles de color cobrizo forma una guardia de honor otoñal al acercarse a un puente de piedra arqueado de mediados del siglo XIX cerca del pueblo de Zagoria.
En lo alto del Peloponeso central se encuentra el encantador pueblo de Oria, en la región griega de Arcadia. Haz el esfuerzo de visitarlo durante el otoño y te encontrarás con una comunidad enclavada en un bosque teñido de amarillo albaricoque y verde aceite.
¿Te atreves a visitar el puente del Diablo en Ardino? La mayoría lo conoce como puente Dyavolski y atraviesa el río Arda en un estrecho desfiladero. Reúne el valor para venir aquí en otoño y empaparte del paisaje.
El Alcázar de Segovia es uno de los castillos medievales más famosos del mundo. Siempre iluminado por la noche, la fortaleza del siglo XII irradia un brillo aún mayor en la calidez de una tarde de otoño.
A la poco visitada ciudad de Rijeka Crnojevica, en el centro de Montenegro, se llega a pie siguiendo el río epónimo Rijeka Crnojevića. Hazlo a finales de septiembre y pisa un paisaje de color mostaza y rojizo que cambia lentamente con las estaciones.
Fuentes: (UNESCO) (Royal Parks) (Dangerous Roads)
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La llegada del otoño representa el cambio. Marca la transición del verano al invierno. Es una estación en la que los días se hacen más cortos y fríos. En el hemisferio norte, el período entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno es mágico. Un manto de cobre y oro cubre el paisaje. Las hojas se vuelven lentamente del color de la mostaza y la canela. El aire es nítido y fresco. En toda Europa, el barniz otoñal confiere un toque dorado a numerosos destinos. Las ciudades y los pueblos resplandecen con las brasas del verano. Los bosques se tiñen de salpicaduras de color amarillo y ámbar, y un cálido brillo cuelga del cielo. De hecho, quizás el mejor momento para explorar este continente sea ahora, antes del blanco y negro del invierno. Entonces, ¿ya te estás enamorando de Europa?
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