La reina Victoria estuvo en el trono de Inglaterra desde 1837 hasta 1901. La monarca nunca escondió su gusto por el whisky escocés, hasta el punto de llegar echárselo a todo tipo de bebidas como el té y la soda.
La princesa Margarita también era una amante del whisky escocés, concretamente del Famous Grouse. Solía beberlo con un poco de agua mineral de la marca Highland Spring.
Parece ser que a sus 26 años, el zar de Rusia era el alma de la fiesta. Visitó Inglaterra en 1698 y allí descubrió su bebida preferida: el brandi de pimienta.
Isabel I era una gran amante de la hidromiel y su supuesta receta preferida ha llegado hasta nuestros días (aunque con unos ciertos retoques para darle un sabor más actual).
A la Reina Madre también le gustaba el alcohol y solía tomarse un cóctel antes de comer: un vaso de ginebra y Dubonnet.
Siguiendo los pasos de su madre, la difunta reina Isabel II también solía tomar un vaso de ginebra y Dubonnet antes de comer, pero con un toque de limón.
Aunque Napoleón era un amante de los vinos en general, tenía especial debilidad por los de Chambertin. De hecho, es a él a quien se le atribuye la frase "el futuro parece más prometedor cuando se contempla a través de una copa de Chambertin".
Aunque quizás no es la bebida que más se asocie con la opulencia de palacio, María Antonieta era una gran amante del chocolate caliente. De hecho, tenía un chocolatero en la corte que se ganó el título de "chocolatero de la reina".
Felipe de Edimburgo sabía apreciar una buena cerveza. Su favorita era la Boddingtons, pero la fábrica cerró en 2005, por lo que tuvo que resignarse a consumir otras marcas.
Tutankamón era amante del vino y se le enterró con varias jarras. Los hallazgos más recientes apuntan a que le gustaba más el tinto que el blanco.
La reina de los Países Bajos parece tener gusto por la cerveza. De hecho, ¡en 2019 visitó una fábrica y no se cortó ni un pelo!
Aunque los expertos siguen debatiendo sobre si el antiguo conquistador era alcohólico o simplemente le gustaba mucho beber, no cabe duda de que disfrutaba del vino sin diluir.
Al igual que su abuelo, el príncipe Guillermo sabe apreciar una buena cerveza. Sin embargo, parece que él se inclina más por la Guinness y la Stella Artois.
A Luis XIV de Francia no es solo que le gustase el champán, sino que es que era prácticamente lo único que bebía. De hecho, esto generó tensión en las regiones vinícolas del país, que sintieron que el monarca estaba favoreciendo a los productores de champán.
En los tiempos del monarca era costumbre beber lo que se conocía como small beer o small ale, un tipo de cerveza que tenía una menor graduación que la estándar. Enrique VIII y varias de sus mujeres sentían afinidad por esta bebida.
La difunta princesa Diana no bebía mucho, pero sí tenía un gusto especial por el Bellini de melocotón. De hecho, se rumorea que eso fue lo que bebió durante la noche que pasó con Freddie Mercury.
Aunque el té se considera la bebida inglesa por excelencia, la costumbre la inició una reina portuguesa. Cuando Catalina llegó a la corte, los ingleses solo lo consumían como medicina. Sin embargo, como ella lo bebía con regularidad, acabó siendo una influencia para los demás.
La bebida preferida de Carlos III es el whisky escocés Laphroaig 15 Year Old, un gusto que, en parte, parece venirle de su madre.
La emperatriz rusa dejó su huella en la historia de la cerveza. Fan de la stout, Catalina solía recibir una remesa del Reino Unido que tenía una graduación más alta. Esta cerveza pasó a ser conocida como Russian Imperial Stout o simplemente Imperial Stout gracias a ella. ¡Incluso llegó a asegurar que podía beber tanto como cualquier inglés!
La princesa de Gales adora el whisky y se sabe que de vez en cuando le gusta beberse un trago de Jack Daniel's. Sin embargo, también siente predilección por un cóctel con un nombre un poco desafortunado: Crack Baby. Es una mezcla de vodka, champán y fruta de la pasión.
El príncipe Enrique solía ser el alma de las fiestas. Al parecer, sentía predilección por el vodka Cîroc, el cual a veces mezclaba con Red Bull. Sin embargo, se rumorea que la vida familiar le ha hecho bajar la revoluciones y contentarse con una buena cerveza de vez en cuando.
La duquesa de Sussex sabe apreciar una buena copa de vino tinto. Su favorito parece ser uno italiano llamado Tignanello, al que ella se refiere como "The Tig", nombre con el que también bautizó al blog de estilo de vida que solía tener.
El cóctel favorito del rey Eduardo VII fue uno que hicieron expresamente para él: el King's Ginger, una mezcla de miel, jengibre y brandi que supuestamente se creó para cuidar de la salud del monarca a pesar de la humedad.
Gekkeikan Sake es uno de los pocos proveedores de la familia imperial. Su sake más refinado, el Horin Junmai Daiginjo, se hace expresamente para ellos.
La reina Camila es una gran amante del vino, de ahí que sea la presidenta de la UK Vineyard Association. Creció rodeada de esta bebida, ya que su padre se dedicaba al mundo vinícola.
Se rumorea que a Cleopatra le gustaba tanto el vino que hasta se bañaba en él. Concretamente, prefería el tinto.
En una entrevista para Harper’s Bazaar, Eugenia de York reconoció que su bebida preferida era la "soda de vodka con un montón de lima".
Esta familia real siente verdadera pasión por la cerveza. De hecho, cada año organiza una fiesta para todo el país (sí, has leído bien) en el castillo de Vaduz, donde ofrece cerveza y tentempiés.
Parece ser que al conde de Wessex no hay nada que le guste más que un buen y refrescante gin-tonic.
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